Actualmente, la empresa española tiene su salida en el mercado internacional. Alemania y Francia parece que comienzan a reactivarse, países como Brasil, India o China pueden ser competencia, pero también consumidores de nuestros productos. El mundo se globaliza, y nuestro mercado es el mundo. Ante esta situación, la protección de nuestros productos a través de las Patentes y la Protección industrial se convierte en mecanismo fundamental para rentabilizar las inversiones realizadas en Innovación.
Hemos visitado recientemente la Oficina Económica y Comercial de España en Dusseldorf y, aunque nuestro objetivo inicial era únicamente lograr la tutela de los proyectos de Kaparazoom en Alemania, lo cierto es que también nos hemos traído en la maleta la siguiente reflexión.
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Proteger nuestros productos a través de las Patentes es hoy en día primordial |
Nunca hasta ahora habíamos tenido un escaparate tan grande para nuestros productos. No importa en qué lugar del mundo nos encontremos, podemos comprar o vender en el punto opuesto del planeta. Las fronteras parecen haberse diluido en este gran mercado globalizado, y las posibilidades comerciales se multiplican a un ritmo vertiginoso. El mercado de la empresa, donde vender sus productos, se ha internacionalizado.
Con las nuevas tecnologías no hay horarios ni apenas límites para realizar cualquier transacción. Todo es posible a un simple golpe de click. Se han multiplicado las oportunidades de negocio pero, en la misma medida, también han aumentado los riesgos. Mayor competencia, un mercado en continua evolución, mayores desafíos y nuevos retos.
En este nuevo escenario priman términos como competitividad, innovación, tecnología, conocimiento, investigación, especialización, diferenciación, formación... Los oímos cada día de boca de los diversos agentes sociales, políticos, empresarios, instituciones académicas o científicas.
Pero casi nadie echa en falta uno de los conceptos más importantes: protección. Proteger nuestros productos a través de las Patentes y la Propiedad industrial a nivel internacional es hoy en día primordial.
Y es que ¿De qué sirve dejarse la piel -y el presupuesto- en el desarrollo de productos tecnológicamente avanzados que nos diferencien y nos posicionen en el mercado nacional e internacional si luego dejamos que un tercero se aproveche de nuestro esfuerzo? Si protegemos nuestra familia, nuestra salud y nuestros bienes ¿Por qué no lo hacemos con nuestro trabajo?.
Tenemos las herramientas y las vías de acceso a nuestro alcance pero nos falta llevar a la práctica otro de los términos más urgentes: concienciación.
La Propiedad Industrial pone en valor nuestro tejido empresarial y debemos entenderla como un activo, un mecanismo fundamental para rentabilizar las inversiones realizadas en I+D+i; un eje estratégico en los procesos de internacionalización y un eficaz aliado frente a la competencia y la piratería. Y protegerla es un derecho que debemos ejercer si queremos construir un futuro mejor para nuestro sistema productivo.
¿CÓMO PROTEGER NUESTRA INNOVACIÓN?: LAS PATENTES
Una Patente es un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización sin el consentimiento del titular. El derecho otorgado por una Patente es “el derecho de excluir a otros” de la fabricación, utilización o introducción del producto o procedimiento patentado en el comercio.
Tal como recoge La Ley11/1986, de 20 de marzo, de Patentes, son patentables las invenciones nuevas, que impliquen actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial.
PROCEDIMIENTO
Citando de nuevo la Ley, para la obtención de una patente es preciso presentar una solicitud (disponible en la Web de la OEPM) que contendrá: una instancia dirigida al Director del Registro de la Propiedad Industrial; una descripción del invento; una o varias reivindicaciones; los dibujos a los que se refieran la descripción o las reivindicaciones y un resumen de la invención. Además, es obligatorio el pago de las tasas establecidas.
La documentación puede presentarse en la OEPM o en las oficinas de la Administración Autonómica, cuando la Comunidad Autónoma tenga reconocida la competencia correspondiente. La patente tiene una duración de veinte años y para mantenerla en vigor han de pagarse las tasas anuales a partir de su concesión.
Para ampliar el ámbito de protección, existe la Patente Europea, que ofrece cobertura en 38 países (datos de 2008) y la Patente Internacional cuyo radio de acción alcanza los 138 países (datos de 2008).
Todo ello, también es verdad, exije muchas veces un esfuerzo por parte de las empresas para averiguar si su producto es realmente innovador, tanto a nivel nacional como internacional y una serie de requisitos administrativos que pueden incitar a dejar de lado la protección del producto, corriendo el riesgo de indefensión ante posibles copias. Para ello hay empresas especializadas con gran experiencia en el requerimiento de patentes que pueden ayudarte a llevar esta tarea, protegiendo tu producto sin fisuras.
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